Onboarding: primeros pasos en MS
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"Design is the process of going from an existing condition to a preferred one. Observe that there’s no relationship to art.”
La disciplina del diseño ha evolucionado enormemente en los últimos 20 años. Por un lado se ha desplazado hacia la parte superior de las organizaciones, desde el diseño de servicios y productos primero, incorporando el proceso de diseño a las decisiones estratégicas y finalmente situando el diseño en el centro de las organizaciones. A su vez — y en paralelo — la incorporación de nuevas herramientas más sofisticadas y la propia expansión del sector ha desencadenado un proceso de hiper-especialización de la disciplina: product, UX/UI, micro-interacciones y animaciones, UX content... Especializaciones que requieren una atención intensa a los detalles y el conocimiento de las complejidades técnicas que esos mismos detalles conllevan.
Cada vez es más difícil ser diseñadores totales, pero nosotros aspiramos a ese ideal: pensamos que el diseño es uno y continuo, y que un buen diseñador tiene que aunar un conjunto de habilidades pertenecientes a distintas disciplinas del conocimiento: técnicas de análisis y definición, de gestión de cliente, de cultura de diseño (y cultura en general), de comunicación hablada y escrita.
Buscamos inspiración en las disciplinas tradicionales del siglo pasado: la arquitectura, el arte, la fotografía, la moda, la publicidad, el diseño gráfico y de producto, la música de los últimos 60 años y la cultura que la rodea. Desde la admiración, buscamos la luz en figuras como Dieter Rams, Ray y Charles Eames, Mies van der Rohe, Rem Koolhaas, Massimo Vignelli, Otl Aicher, Coco Chanel o Ayn Rand, entre otros.
Para nosotros es sumamente importante que todo el equipo se nutra de estas referencias, y, aunque no las compartamos todas al 100%, creemos que todos debemos estar alineados en la mayoría. Desde esta visión poliédrica, humilde y contemporánea queremos construirnos como profesionales y como equipo.
Somos un estudio de diseño de productos digitales, la mayoría somos diseñadores y diseñadoras de producto. Nuestra creatividad, las herramientas técnicas y nuestra habilidad con ellas, en definitiva: las interfaces y las pantallas que se obtienen son – en gran medida – la manera principal con la que nos comunicamos.
En las próximas líneas te ofrecemos una síntesis de las habilidades que creemos que hay que desarrollar para ser un buen diseñador de producto:
Nuestra realidad es prácticamente ilimitada. Nos desenvolvemos en un mar de información y estímulos. Diseñamos productos complejos, pero, antes de llegar a diseñar una pantalla, debemos establecer múltiples niveles de observación, pensamiento y análisis. Misión y visión, valores, marca, identidad visual, producto y servicios, arquitectura de la información, flujos de diseño... Y, por supuesto, entender qué papel tiene la tecnología en todo esto.
Conocer y comprender cada una de estas disciplinas lleva tiempo y dedicación. Son señales del progreso, de la maduración de un diseñadorque empieza a salir de las pantallas. Requieren conocer el contexto y acumular un repositorio personal de conocimiento en distintos ámbitos;comprender y adelantarse a la información que proporciona el cliente; salir a buscar nuevos conocimientos online, en el mundo real, procesarlos y analizarlos; obtener hallazgos y definir conceptos a partir de ellos; entender cuáles son los datos relevantes y cómo nos ayudan.
Estas habilidades requieren el conocimiento de nuevas herramientas: investigación de escritorio, talleres y entrevistas, shadowing, análisis de información, product canvas y visual moodboard, definición de propuesta de valor, CRM, técnicas de ideación... Cuantas más conozcas, mejor podrás enfocar un problema.
Ante todo, somos un estudio de diseño, ponemos a nuestros clientes y a sus públicos en el centro de cada decisión que tomamos. Por ello, debemos repetirnos constantemente estas preguntas:
Esto es un mantra, pero es sólo el comienzo. Para ayudar al cliente tenemos que comprenderle.
Algunas claves adicionales son:
Otras habilidades que te ayudarán a tener una relación exitosa con tu cliente:
Bajando más al detalle:
Es muy complicado defender un trabajo de diseño sin tener una base de referencias e influencias de diseño en los que apoyarse. Es casi imposible encontrar inspiración sin tener referentes, sin conocer las corrientes y estilos que han ido sucediendose en la historia del diseño. El orgullo de pertenecer a un colectivo de profesionales debe guiarnos a conocer la historia del diseño, sus orígenes, sus referentes, su presente y su futuro.
Pero hay que ir más allá, nuestra disciplina requiere un conocimiento profundo del contexto: de la historia, la política, el arte, la ciencia o la tecnología, todo ello nos permite comprender los contornos de nuestro trabajo y facilita que diseñemos productos adaptados a cada momento.
Tenemos la gran suerte de que nuestra profesión requiera y alimente una curiosidad inacabable. Un buen diseñador vive el zeitgeist, tiene el afán de conocer los por qués de las cosas. Cualquier referencia de conocimiento – desde la hermenéutica del diseño a la cultura pop – puede ser útil, si sabemos elegir el momento adecuado para utilizarla.
Es algo que sucede cada día, a veces casi sin darnos cuenta (constantemente incorporamos nuevas piezas de conocimiento a 'nuestra caja').
Es una labor activa, dónde eliges informarte y qué decides aprender; y pasiva, actualmente aprendemos de nuestros feeds de contenido, esos que hemos decidido seguir. Está en tus inputs de información online, en los libros que te compras, en las personas que sigues, en los canales a los que te suscribes... Por eso es importante analizarlos y revisarlos con espíritu crítico:
Hacernos estas preguntas es importante y aquí la diversidad juega un papel determinante. Diversidad en las fuentes, orígenes y experiencias. Diversidad en las perspectivas personales, económicas, sociales y culturales.
El salto a una cultura remota presenta una serie de retos. El más importante tiene que ver con los hábitos de comunicación.
¿Qué es una comunicación efectiva? ¿Cómo comunicarse de una manera efectiva?
Es utilizar las llamadas y reuniones como último recurso. Es comunicar de manera asíncrona la mayoría del tiempo, sin esperar o requerir una respuesta inmediata.
Comunicarse efectivamente consiste en tomarse un tiempo para leer las cosas con atención y pausarnos a reflexionar sobre si hemos entendido lo que acabamos de leer. Leer requiere comprender el contexto por nosotros mismos sin la comodidad de que haya una persona al otro lado para responder nuestras dudas o volver si nos despistamos, requiere más esfuerzo por nuestra parte, pero una vez te has acostumbrado, es más rápido. No hay vuelta atrás.
La comunicación escrita, utilizando recursos de escritura y formato (bullets, cursivas, etc), nos ayuda a sintetizar, a expresarnos con claridad, a empatizar para conseguir que nos entiendan. En suma:
Escribir bien nos hace mejores comunicadores.
La comunicación oral sólo ayuda a los que están presentes; la comunicación escrita ayuda a los que no pudieron venir o a compañeros que entran más tarde a un proyecto. Es por ello que la documentación es tu amiga. Si la documentación es accesible, clara y está actualizada ganamos todos. Por ello:
Ten en cuenta que una mala comunicación crea más trabajo. Pon el foco en hacerte entender y comunícate de manera unívoca: si tus palabras pueden ser percibidas de distintas maneras seguramente te entiendan de la peor forma. Si te tienes que repetir es que no has sido suficientemente claro: aprende de tus errores, piensa dos veces antes de lanzarte a teclear.
Como comentábamos antes, el contexto es clave y ayuda a que la información se asimile con mayor facilidad. Trabajamos más rápido si no tenemos que ir a buscar la información a otro sitio o recordar dónde estaba. Para evitar esto, podemos ayudarnos de la funcionalidad de comentarios de Figma, pero hay muchos otros sitios donde trabajamos y podemos dejar información cerca de su contexto: por ejemplo, podemos usar la funcionalidad de comentarios de Notion en vez de ir a Slack o realizar una llamada.
Para trabajar correctamente en equipo son esenciales un conjunto de destrezas. Desarrollarlas requiere tiempo, pero, principalmente, foco y autopercepción.
La profesionalidad se demuestra de muchas formas: con la imagen, la actitud, la puntualidad, la disposición, la presencia, la visibilidad, la cercanía... Todos estos aspectos requieren introspección, feedback y comunicación, comunicación, comunicación.
Un gran diseñador es un gran comunicador: con el pincel, con la pluma o con la palabra. Pero eso es sólo la mitad, un gran diseñador sabe escuchar, leer y entender. Disponer de una capacidad crítica hacia nuestro trabajo, pero también hacia lo que escuchamos y lo que leemos, nos va a permitir conocernos mejor y conocer mejor lo que sucede a nuestro alrededor. Profundizar en el análisis de los procesos y los sistemas nos va a ayudar a definir productos, servicios, organizaciones, marcas y modelos de negocio.
El falso mito de la gestión del tiempo consiste en montar esquemas complejos de carpetas y herramientas para tener una organización llevada al extremo. La realidad es que la gestión del tiempo parte de tres puntos básicos:
Salir de nuestra herramienta habitual de trabajo nos permite pensar fuera de la caja. Experimentar con nuevas técnicas de ideación puede fructificar en ideas originales. Mantener un conjunto de técnicas actualizado nos permite progresar cuando estamos atascados.
En un mundo globalizado como el que vivimos, hablar, leer y escribir en inglés es indispensable. Es la lengua franca de internet y una herramienta esencial para comprender el mundo en general y el de la tecnología en particular.