Sistemas de diseño
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Sobrestimamos el evento y subestimamos el proceso; cada sueño realizado ocurrió gracias a la dedicación de un proceso
Un proceso bien estructurado y madurado es una de las claves del éxito de cualquier proyecto. Y aunque cada proyecto es un mundo, existen numerosos patrones que a lo largo del tiempo hemos ido madurando y asumiendo, encontrando caminos recurrentes para llegar a resultados muy distintos.
Desde el primer email de contacto, o la primera conversación informal en un evento, hasta la entrega final pueden llegar a pasar meses, pero independientemente de lo que se dilate un proyecto en el tiempo, el proceso siempre está presente. La previsibilidad es la clave. Seguir un roadmap definido y tenerlo actualizado nos ayudará a reducir la incertidumbre y a hacer partícipe a nuestro cliente de todos los eventos que ocurrirán durante su proyecto.
No vamos a hablar de un proceso único. En absoluto se tratará de un discurso monolítico. En realidad nuestro proceso se compone de muchos procesos: hemos decidido distinguir tres tipos de ellos, que de forma alterna se irán sucediendo en la cronología de nuestro trabajo.
Todo proyecto nace de una necesidad de un cliente. Pero es muy común que el propio cliente no sepa bien qué quiere o por qué cuenta con nosotros. Es muy importante realizar una labor formativa antes de arrancar transmitiéndole con claridad cual es la cultura y el enfoque de nuestro trabajo de manera que el cliente entienda el valor diferencial que aportamos.
Esta formación se puede dar de varias formas:
¿Por qué es tan importante?
Los proyectos nacen de las necesidades del cliente. Éste nos contacta y nos traslada sus necesidades a través de un Briefing. En base a éste, se debe formalizar una propuesta, materializando la idea y objetivos que tiene el cliente en los servicios que podemos ofrecerle para aportar valor en su producto.
Nuestras propuestas contienen:
Aunque aceptar o rechazar una propuesta pueda a priori parecer una decisión racional, gran parte de la misma se basa en lo emocional. Por ello no debemos nunca descuidar el detalle, narrativa, y la calidad gráfica de nuestra propuesta: debe ser un reflejo de lo que estamos ofreciendo en ella e ir claramente alineada con la identidad y cultura de nuestro estudio.
Una vez aprobada la propuesta donde se han definido los servicios que se van a llevar a cabo y los objetivos a alcanzar, se documentan en Notion
La fase de entendimiento es el proceso que nos permite establecer el marco de actuación de nuestro trabajo. Se trata de una serie de dinámicas y procesos que deben ser aplicados según nuestro criterio para extraer toda la información necesaria para la construcción del proyecto en fases posteriores. Las conclusiones en esta fase deben ser compartidas con el cliente como un producto más y validadas por él. Solo de esta manera conseguiremos un cimiento estable que elimine expresiones como "me gusta" del vocabulario de nuestros clientes.
Cualquier proyecto de calidad, ya engloble producto, branding, u otros servicios, se comienza a gestar durante la fase de entendimiento. Es probablemente, la parte más importante de todo el proceso. La clave es delimitar claramente el problema al que nos enfrentamos. Si dicho problema no ha sido correctamente descrito, podríamos no dar nunca con una solución adecuada. Existen numerosas vías para llegar a conocer bien el problema. No existe una receta única. Normalmente, la fase de entendimiento comienza desde la primera toma de contacto.
Este es el momento de preparar el proyecto a nivel técnico. Debemos crear el proyecto en Figma y dar acceso a todas las personas involucradas en el proyecto, para que puedan ver los avances y aportar feedback a lo largo de este. Es también el momento de crear y organizar la documentación y empezar a crear tareas en Notion
En Organización de un proyecto aprenderás más sobre cómo crear y documentar un proyecto
Una de las vías más comunes de comenzar a entender es a través de un brief, si no lo hubiera habido ya antes de la propuesta. Existen multitud de formatos. En su versión más extendida, no es más que un documento donde se detalla la solicitud de servicios por parte del cliente, pero puede ser mucho más que eso. En nuestro caso, el brief es una disposición mental que hacemos en la reunión de toma de contacto que nos permite testear qué quiere el cliente, adelantar posibles problemas o beneficios del proyecto y, en definitiva, extraer en frío toda la información posible. Se trata de realizar las preguntas y propuestas correctas durante esa primera reunión.
Para entender el producto y la marca y adquirir un conocimiento inicial de los mismos, solemos enviar a nuestros clientes un documento de nuestra factura al que llamamos Brand Strategy Brief. Es un pequeño cuestionario que invita al cliente a hacer una reflexión estratégica y conceptual sobre su organización, pasando por la visión, misión y valores, así como su público objetivo y competencia. De esta manera, el equipo mendesaltaren se alinea con el cliente, adoptando sus principios y valores a lo largo del proyecto. Este brief no es siempre necesario, pero es imprescindible si el proyecto incluye branding o si no tienen una estrategia bien definida.
Una vez el Brand Strategy Brief se haya completado, se realiza un Kick-off meeting donde se ahonda en los objetivos de negocio que se quieren alcanzar y en qué es lo que se espera de mendesaltaren. El Kick-off meeting ayuda a establecer objetivos medibles y alcanzables, así como fijar un roadmap realista. En esta sesión debemos empezar a detectar el problema, así como lanzar hipótesis de por qué ha surgido el mismo. Es interesante que surjan ideas rápidas sobre las posibles soluciones, tanto por parte de nuestros stakeholders, el equipo del cliente como de nuestro propio equipo. De esta manera, podemos testear la receptividad de los stakeholders, cómo de flexibles son, y cuan fácil podrá ser convencerles de nuestras decisiones. Un buen ejercicio a utilizar en esta fase es el Product Canvas, que se explica a continuación.
El product canvas es una herramienta muy útil que nos permite tener una foto global del producto mediante el acercamiento cliente-agencia. Se parece mucho a un canvas de negocio pero enfocado a producto. Es, en última instancia, una herramienta de comunicación, que busca, partiendo del segmento de cliente de un producto, detectar sus necesidades insatisfechas así como las carencias y beneficios del producto para transformar todas ellas en una propuesta de valor sólida que posteriormente se materialice en un set de funcionalidades no priorizadas. De este set de funcionalidades, "la carta de Los Reyes Magos", podremos extraer las bases del producto.
Involucra a representantes de los diferentes equipos en una dinámica de toma de decisiones en base a un proceso. Es imprescindible la figura de un facilitador que vaya tomando nota en nuestro canvas de las aportaciones de los participantes de la dinámica. Este facilitador no debe tomar partido de la toma de decisiones para así ayudar al resto a verbalizar ideas, seleccionarlas, categorizarlas y evitar bloqueos.
El product canvas es también una forma estupenda de que el equipo del cliente nos conozca y entienda que estamos ahí para escucharles y ayudarles a mejorar sus procesos y productos.
Accede a la plantilla de Product Canvas
Documentar el proceso que realicemos es tanto o más importante como el proceso en sí. Sin una correcta documentación, la información se ira perdiendo con el paso de los días, e incurriremos en errores o asincronías que entran en el terreno de la incertidumbre. Para documentar utilizamos varias herramientas, centralizándolo todo en Notion. Documentamos impresiones de nuestros clientes en cada reunión, aspectos de la organización tales como objetivos, roadmaps o entregables, enlaces relacionados de interés, conclusiones que obtenemos y presentaciones que vamos realizando a nuestros clientes a lo largo del proyecto.
Una vez tenemos una serie de hipótesis bien claras sobre nuestro producto o marca, pasamos a investigar acerca del mismo. Dependiendo del tipo del servicio que ofrecemos este research el plan irá cambiando. En un trabajo con un gran peso de branding, habrá una dedicación mayor a competencia y mercado que en un proyecto de definición, donde gran parte de los recursos irán más enfocados a la investigación sobre usuarios. Pero sea como sea este plan, seguirá las siguientes fases:
A la hora de recabar información valiosa existen multitud de herramientas y dinámicas. Describimos algunas de ellas por ser las más habituales dentro del estudio.
Las conclusiones que extraigamos pueden ser representadas de muchas formas. Destacamos dos por ser de los más habituales en diseño producto.
Consulta aquí cómo trabajamos con Notion
Durante la fase de definición, sentaremos las bases de lo que será nuestro producto o marca. En esta etapa, se debe restar toda la complejidad posible para convertir un montón de documentos, gráficas, apuntes y anotaciones en una entidad de consumo.
Los objetivos de la fase de definición son los siguientes:
El objetivo de esta fase es definir y concretar las funcionalidades del producto, las cuales han de estar alineadas con las necesidades de nuestros usuarios.
Una vez hemos validado y entendido el problema, empezamos a buscar soluciones. Cuantas más mejor. Priorizando la cantidad antes que la calidad. En esta fase, exploramos ideas que trascienden de la solución "obvia". Tratamos de generar muchas ideas antes de empezar con el proceso de seleccionar y desarrollar conceptos concretos. Realizamos un trabajo de divergencia para posteriormente converger.
Las historias de usuario son un buen ejercicio que nos ayuda en esta fase a encontrar funcionalidades desde el punto de vista de nuestros usuarios, teniendo en cuenta sus frustraciones, problemas, objetivos y motivaciones.
Las historias de usuario
Al realizar las historias de usuario no buscamos definir cómo va a ser la solución que satisfaga las necesidades de éste, sino únicamente detallar las funcionalidades que permiten solucionar el problema detectado.
Es importante el constante feedback de los stakeholders y del equipo del cliente.
Una vez tenemos claro qué queremos hacer, pasaremos a definir el cómo. Antes de pensar en soluciones gráficas debemos organizar la complejidad a la que nos enfrentamos para hacerla digerible. Se trata de decidir cuál es el contenido idóneo y cuál va a ser la estructura para mostrarlo, organizando la información disponible mediante mapas conceptuales, árboles de contenido y flujos.
Realizar una arquitectura de información nos permite:
La arquitectura de contenido en su bajada a branding incluye la detección de todos los diferentes touchpoint de la marca y cómo el usuario interactúa con los mismos.
Realizamos mapas conceptuales para organizar información de diversa índole. Se puede utilizar para organizar datos en una tabla, distribuir secciones de un producto, organizar contenidos de una sección o incluso para reorganizar las ya existentes probando diferentes disposiciones. La principal función de un mapa conceptual es agrupar contenido.
Los mapas conceptuales nos permiten:
En un mapa conceptual distinguimos entre las siguientes jerarquías:
Realizar un mapa conceptual es tan sencillo como recopilar todos los bloques de información que tenemos que organizar y disponerlos en un orden lógico en un eje horizontal o vertical. Es muy importante usar algún código para jerarquizar los distintos bloques según su importancia. Una vez tengamos varios bloques conceptuales, podemos establecer relaciones mayores organizando en un segundo paso los grupos entre sí. Una evolución lógica de un mapa conceptual podría ser un árbol de contenidos.
Un árbol de contenido se parece a un mapa conceptual pero tiene varias secciones y ramificaciones. Sirve para organizar y establecer las agrupaciones y dependencias de un producto digital. Es siempre de gran utilidad e imprescindible cuando creamos un proyecto desde cero o cuando el proyecto cuente con mucha información y contenido, y sea necesario llevar a cabo una reestructuración de éste. Un árbol de contenido muestra restricciones entre las páginas de la app o web y permite documentar la organización y navegación de ésta.
Un proceso de trabajo de un árbol de contenido tipo, partiendo de unos mapas conceptuales, podría describirse así:
Los flujos muestran como interactúa un usuario con un producto o servicio, mostrando diferentes caminos en función de la interacción de los usuarios. Permiten detectar pain points en los distintos funnels de la app o web, así como reflexionar en abstracto y tomar decisiones sobre las diferentes casuísticas y opciones de uso de un servicio o producto.
Existe una convención estándar para la realización de flujos denominada "flowchart system". Es muy sencilla y conocerla nos permitirá realizar flujos legibles por multitud de perfiles. Esta convención puede ser adaptada a cualquier producto o servicio. Recomendamos usar el archivo adjunto, realizado por nosotros, para la creación de tus flujos.
Durante la componentización ponemos en relieve todos los módulos que conforman nuestro producto final y/o todas las piezas que forman parte de una marca. La idea es encontrar patrones que nos permitan resolver todos los problemas que se nos plantean con el número mínimo posible de soluciones.
Dependiendo del punto de partida del proyecto esta labor puede realizarse, bien separando en componentes todo el producto del que partimos, o bien a partiendo de lo que vayamos generando durante la fase de wireframing. Una forma de hacerlo podría ser separarando todos los módulos de un wireframe de baja fidelidad, de manera que podamos identificar qué objetivos y problemas resuelven cada uno de ellos, con la idea de encontrar patrones que nos permitan reducir al mínimo las soluciones de diseño, encontrando formas versátiles de resolver dichos problemas.
Más que una herramienta propiamente dicha, la componentización es una forma de pensar que nos permite simplificar un producto o marca en cualquiera de sus fases.
Concepto
Representación mental de un objeto, hecho, cualidad, situación, etc.
Conceptualizar es la única forma que entendemos de dotar de alma un producto. Un concepto es la base sobre la que se articula su narrativa.
Conceptualizar es absolutamente imprescindible en un trabajo de Branding. Sin un concepto sólido sobre el que apoyarnos una marca será frágil y dificilmente reflejará los objetivos que se persiguen a nivel estratégico, ya que estará desnuda a la hora de encontrar maneras de abordarlos. Es importante tratar de ser simples en cuanto a un concepto. Un error habitual es tratar de ser rebuscados. Suele desembocar en una incapacidad posterior de expresar dicho concepto en recursos gráficos o narrativos. Una obviedad bien llevada puede ser un valor seguro a la hora de conceptualizar.
Durante el proceso de crear, ya sea una marca, producto o cualquier otra pieza, hemos de ser conscientes de que partimos de un lugar alejado del mundo de las ideas. Si conseguimos asociar el trabajo que realicemos con alguna de esas ideas, el público podrá asimilar aquellos valores o adjetivos que pretendemos expresar. Solo siendo conscientes de esa limitación podremos darnos cuenta del esfuerzo que conlleva que nuestro trabajo se identifique con un concepto claro.
Es común que la conceptualización quede escorada en trabajos de producto digital puro y duro. Pero si trabajamos en base a un concepto, dotaremos a nuestro producto de un hilo conductor. Y dicho hilo conductor puede verse reflejado desde una splash screen hasta el último copy de un botón.
Para no limitarnos y ampliar la riqueza narrativa de una marca, solemos trabajar con dos tipos de conceptos complementarios: narrativos y gráficos.
Concepto narrativo
Un concepto narrativo articula el lenguaje de un producto o marca. Por ejemplo, si el concepto narrativo fuera "esfuerzo", podríamos usar expresiones donde se pone en valor la dificultad o lo arduo de llevar a cabo una acción.
Concepto gráfico
Un concepto gráfico debe permitirnos encontrar recursos visuales simples que apoyen la narración. Partiendo del ejemplo anterior, para complementar "esfuerzo" podríamos buscar el concepto de "tensión" visual. Esto nos permitiría usar, p.e., geometrías estiradas, a punto de colapsar, o en escorzo.
Una forma interesante y práctica de testear las posibilidades de expresión de nuestro concepto sería usar la siguiente fórmula:
Y continuando con el ejemplo anterior:
Si nuestro concepto es esfuerzo, nuestros recursos gráficos estarán en tensión.
Este es un punto clave dentro del proceso. En él vamos a materializar la propuesta de valor que hemos estado gestando en los pasos previos. A estas alturas del proceso, las funcionalidades del producto deben estar ya acotadas. Haber hecho un buen trabajo anteriormente y tener las ideas claras, se traducirá en una una mayor velocidad y fluidez en el desarrollo de esta fase.
Para proceder a la producción del producto, trabajaremos de lo más abstracto y general a lo más concreto y particular. A grandes rasgos, los pasos de esta fase serían: wireframing → prototipado → diseño. Pasamos a explicar cada uno de ellos.
Un wireframe es un boceto donde se representa visualmente y de forma esquemática la estructura de un producto digital o de alguna de sus partes. Son realmente útiles para validar las ideas e hipótesis con el cliente y realizar iteraciones sobre nuestras teorías. Estos bocetos pueden hacerse indistintamente a mano o de forma digital. Lo importante es mantenerse alejado de los acabados visuales finales, pues sería una pérdida de tiempo preocuparse de ellos en este estadio.
El objetivo de la fase de wireframing es definir desde el flujo de navegación y los bloques de contenido del producto, hasta la posición y el funcionamiento de los distintos componentes que los formarán. Para ello, delimitamos dos tipos de wireframes:
Prototipar proporciona la versatilidad de poder testar el producto con usuarios en etapas tempranas y detectar problemas a nivel de navegación y contenido. Cuando hablamos de prototipo nos referimos a: diseños en mayor o menor medida cercanos en fidelidad al producto final, que nos permiten interactuar con las funcionalidades que proponemos.
El prototipo permite:
El prototipo tiene que dejar clara la propuesta de valor y proponer la solución a los problemas planteados.
Como hemos mencionado, es muy interesante testear el prototipo con usuarios para obtener insights cuanto antes. Este testeo con usuarios nos permite ver si realmente se ha resuelto el problema planteado satisfactoriamente.
Al igual que ocurre con las entrevistas o encuestas, es de suma importancia tratar de sesgar lo mínimo a los usuarios. Preguntar por su opinión sobre el trabajo o pedirles valoraciones y juicios solo traerá respuestas complacientes y poco críticas. La clave es plantearles problemas reales y observar si los resuelven y cómo. Es vital ejercer de facilitador y no de guía, así como manejar el entorno para que se sientan cómodos: lo ideal es que usen el producto en un entorno lo más parecido a la realidad para no sesgarles.
Un moodboard nos es de gran ayuda en los primeros estadios de la exploración visual de un producto o marca. Nos permite traducir a un lenguaje visual conceptos e ideas complejas que aparecen reiteradamente ligadas al producto durante el proceso de definición. También es una buena forma de trasladar al cliente nuestra visión sobre su producto o marca para que ambos estemos alineados en ese sentido.
Este moodboard debe ser evocador, pues nos servirá como punto de partida inspiracional. Normalmente preferimos no centrarnos únicamente en referencias directamente relacionadas con lo que podríamos entender por diseño gráfico e interfaces. El arte plástico, la fotografía, la arquitectura, la escultura y, en general, cualquier campo relacionado con la representación de ideas y conceptos, son buenos puntos de partida para buscar inspiración.
Es importante que tu moodboard sea conciso. Una posibilidad muy interesante, es la de crear pequeñas secciones centradas en aspectos concretos como el color, la forma, la textura, la tipografía, el tono comunicacional, etc. De este modo, maximizamos la potencia evocativa de la combinación de imágenes, evitando que se diluya en un mar de elementos visuales luchando por el protagonismo.
El branding, junto al diseño de producto, es uno de los servicios más importantes que ofrecemos en el estudio. Son, de hecho, prácticamente indivisibles. No se puede entender un producto sin su marca ni al contrario. No es una fase como tal, ya que en un proyecto ideal la marca se desarrollaría paralelamente a muchas de las fases ya tratadas, bebiendo de algunas de ellas (entendimiento, definición, conceptualización o componentización) y alimentando otras (producción, diseño visual, narrativa). Es por todo esto que hemos decidido crear una sección específica para realizar una breve introducción al proceso que seguimos para la creación de marca en el estudio.
Una vez hemos definido y testado todos los aspectos funcionales y estructurales de un producto digital, llega el momento de dotar a estos de unos acabados visuales finales que nos ayuden a potenciar una buena experiencia de usuario.
El buen diseño es estético
En sus 10 principios del buen diseño, Dieter Rams argumenta que la calidad estética de un producto es parte integral de su utilidad. Desde nuestro punto de vista, entre usuario y producto se establece una relación de uso que puede ser análoga a la que se crea en arquitectura entre edificios y personas. Del mismo modo que recorrer una construcción agradable repercute en nuestro bienestar y estado de ánimo, utilizar un producto digital creado de forma armoniosa, beneficia a esta relación establecida entre usuario y producto.
Habitualmente, los elementos y códigos visuales de los que necesitamos hacer uso cuando creamos un producto digital, se enmarcan dentro de un contexto determinado: tienen que representar a una marca. Por ello, una parte importante de esta fase es la relativa a delimitar un ecosistema que los englobe. Este ecosistema es la identidad de marca o branding. Antes de materializar el producto a un nivel visual final, y aunque ya tengamos definidas las funcionalidades del producto, será imprescindible concretar esa identidad de marca. Este proceso es de cierto modo independiente al de desarrollo de producto. Por eso, en este punto definimos todo el proceso de branding.
Con la identidad de marca ya definida, podremos pasar a desarrollar el sistema de diseño. En él estableceremos unos patrones que facilitarán el uso de elementos comunes de forma recurrente, potenciando la recursividad. definiremos unas reglas que articularán el uso del mismo y también sentaremos las bases de un lenguaje claro y consistente, a partir del que crear y desarrollar productos.
Consulta una nuestra aproximación a los sistemas de diseño
Los resultados de cada parte del proceso deben compartirse con el cliente y su equipo a medida que se van realizando. Esto elimina la incertidumbre y permite que el proyecto vaya avanzando y el feedback se aplique a su debido tiempo, evitando tener que rehacer partes enteras. Dándole acceso a nuestros clientes a Figma e ir compartiendo avances poco a poco permitirá que los clientes puedan ver qué se está haciendo, añadir comentarios y dar feedback sobre el trabajo. Trabajar con transparencia agiliza el proyecto haciendo a los stakeholders partícipes de todos los avances.
Consulta aquí como trabajamos con Figma
La mejor forma de entregar un proyecto es un link a Figma donde tengamos el entregable. Esto nos evitará, en el caso de que hubiera cualquier modificación, tener que enviar de nuevo archivos comprimidos, o subirlo a plataformas como Wetransfer.
Es de suma importancia que el cliente comprenda qué, pese a estar cerrado, es posible corregir posteriormente cualquier error que hayamos cometido.
A la hora de preparar un proyecto entregable es muy importante establecer una organización que el cliente pueda entender a través de convenciones. Se debe seleccionar aquellos archivos que sean valiosos para el cliente, no olvidando en ningún caso aquellos que hayan sido definidos como mandatory por el cliente en la fase de preparación.
Los entregables del proyecto serán aquellos definidos previamente con el cliente y estarán en todo momento documentados en Notion.
Para trasladar el diseño a desarrollo, utilizamos Figma. Nos permite reducir el gap entre diseño y desarrollo, facilitando la implementación de del diseño. Los archivos que estén listos para desarrollo los dejaremos en el proyecto main o los marcaremos como main utilizando el sistema de portadas de Figma.
Si quieres saber más sobre cómo es el handoff en Figma puedes consultar este artículo
Una vez acabado el proyecto, se realizan sesiones de formación con cliente. En estas sesiones, se traslada el conocimiento adquirido a lo largo del proceso al cliente.
Formamos al cliente para darle a conocer el alcance que tiene el sistema de diseño creado y el trabajar en base a componentes para que su producto sea escalable, mantenible y consistente en el tiempo.
Al realizar la entrega del proyecto, realizamos un seguimiento con el equipo de front-end que desarrollará el proyecto. Gracias a este soporte podremos asegurar que cualquier duda que pueda surgir quede resuelta. En caso de darse alguna complicación con respecto al diseño, se buscan vías para proporcionar una solución mediante este.
Cuando se entrega un proyecto, el responsable y los miembros del equipo que han formado parte de él realizan una retrospectiva del proyecto. En esta reunión, se analizará qué ha salido bien y qué puntos del proyecto se pueden mejorar, de cara a siguientes proyectos. Este conocimiento adquirido se traslada al resto del equipo, para que el aprendizaje se vea reflejado en todos los proyectos del estudio.
A los tres meses de la entrega de un proyecto, nos ponemos en contacto con el cliente para ver cómo está funcionando el producto, obtener métricas y poder compararlas, si se tuvieran al inicio del proyecto. Gracias a obtener esta información podremos analizar qué ha funcionado a nivel de producto, y cómo nuestro trabajo ha contribuido a ello. Realizar una retrospectiva en este punto fomenta la mejora de los proyectos futuros.